El cambio climático profundiza la brecha de género

Ciudad de México, 8 de marzo de 2021.- El cambio climático es uno de los mayores retos mundiales del siglo XXI. Sus impactos varían de acuerdo a diversos factores. Según las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), las personas que ya son vulnerables y están marginadas experimentan impactos mayores. Se prevé que las personas con menores recursos, principalmente en los países en desarrollo, se ven desproporcionadamente afectados y, por consiguiente, sonn los que más necesitan estrategias de adaptación ante la variabilidad y el cambio climáticos. Cada vez se considera que las mujeres son más vulnerables que los hombres a los impactos del cambio climático. La diferencia entre hombres y mujeres también puede verse en sus roles diferenciales, responsabilidades, toma de decisiones, acceso a la tierra y a los recursos naturales, oportunidades y necesidades, que tienen ambos sexos. En todo el mundo, las mujeres tienen menos acceso que los hombres a recursos como la tierra, créditos, insumos agrícolas, estructuras de toma de decisiones, tecnología, formación y servicios que mejorarían su capacidad de adaptación al cambio climático.

 

La vulnerabilidad de las mujeres al cambio climático se debe a una serie de factores: sociales, económicos y culturales.

 

El 70% de los 1,300 millones de personas que viven en condiciones de pobreza son mujeres. En las zonas urbanas, el 40% de los hogares más pobres están encabezados por mujeres. Las mujeres predominan en la producción mundial de alimentos (50-80%), pero poseen menos del 10% de la tierra.

 

Las mujeres representan un alto porcentaje de las comunidades pobres que dependen en gran medida de los recursos naturales locales para su subsistencia, sobre todo en las zonas rurales, donde asumen la mayor responsabilidad del suministro de agua en el hogar y de la energía para cocinar y calentarse, así como de la seguridad alimentaria, actividades que requieren más tiempo y mano de obra y que se realizan manualmente o con el uso de herramientas sencillas. 

 

Las mujeres tienen acceso y control limitados de los bienes y servicios medioambientales; tienen una participación insignificante en la toma de decisiones y no participan en la distribución de los beneficios de la gestión medioambiental. En consecuencia, las mujeres tienen una menor capacidad para afrontar el cambio climático.

 

En épocas de clima extremo, como sequías e inundaciones, las mujeres tienden a trabajar más para asegurar el sustento del hogar. Esto dejará menos tiempo a las mujeres para acceder a la formación y a la educación, para desarrollar habilidades o para obtener ingresos. 

 

En muchas sociedades, las normas socioculturales y las responsabilidades del cuidado de los hijos impiden a las mujeres emigrar o buscar refugio en otros lugares o trabajar cuando se produce una catástrofe. Es probable que esta situación suponga una mayor carga para las mujeres, como viajar más tiempo para conseguir agua potable y leña para el combustible. En los países en vías de desarrollo, las mujeres sufren desigualdades de género en cuanto a derechos humanos, estatus político y económico, propiedad de la tierra, condiciones de vivienda, exposición a la violencia, educación y salud. El cambio climático es un factor que agrava la vulnerabilidad de las mujeres. Así, durante los conflictos, las mujeres se enfrentan a una mayor violencia doméstica, intimidación sexual, tráfico de personas y violencia sexual.

 

A pesar de la vulnerabilidad, las mujeres son agentes activos y efectivos, promotores de la adaptación y la mitigación. Cuando las mujeres lideran el gobierno, realizan mayores inversiones en protección social y mayores avances contra la pobreza. Cuando las mujeres están en el parlamento, los países adoptan políticas de cambio climático más estrictas. Cuando las mujeres están en la mesa de la paz, los acuerdos son más duraderos.

 

Con la finalidad de mejorar la capacidad de adaptación de las mujeres en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo, es necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

 

- Las iniciativas de adaptación al cambio climático deben identificar y abordar los impactos específicos de género, especialmente en áreas relacionadas con el agua, seguridad alimentaria, agricultura, energía, salud y gestión de desastres. También deben tomarse en cuenta importantes cuestiones de género asociadas a la adaptación al cambio climático, como las desigualdades en el acceso a los recursos, incluidos los créditos financieros, información y acceso a la tecnología.

 

- Las mujeres deben formar parte de la toma de decisiones a nivel nacional y local en lo que respecta a la asignación de recursos para las iniciativas relacionadas con el cambio climático. Es vital garantizar inversiones que tengan en cuenta el género en los programas de adaptación, mitigación, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades.

 

- Las organizaciones y personas tomadoras de decisiones deberían tener en cuenta las circunstancias específicas de las mujeres a la hora de desarrollar e introducir tecnologías y acciones relacionadas con la adaptación al cambio climático y hacer todo lo posible para eliminar las barreras económicas, sociales y culturales que podrían limitar a las mujeres a la hora de beneficiarse y hacer uso de ellas. A nivel mundial, nacional y regional se debe integrar la perspectiva de género en las políticas y estrategias nacionales, así como en los planes e intervenciones relacionados con el desarrollo sostenible y el cambio climático.

 
Con información de: United Nations

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