Reino Unido envía una señal preocupante en materia climática antes de presidir la COP26

 

Ciudad de México, a 16 de octubre de 2020.- El pasado 12 de octubre, los medios de comunicación europeos indicaron que el gobierno del Reino Unido ahora podría impulsar mayormente un impuesto al carbono antes que un Sistema de Comercio de Emisiones (SCE), después de su salida de la Unión Europea (UE). 

 

La International Emissions Trading Association (IETA) ha instado al Reino Unido a establecer un nuevo SCE nacional debido a que es un mecanismo eficiente, rentable y transparente que le ayudaría a lograr sus objetivos climáticos. Además, se podría seguir aprovechando la experiencia de casi dos décadas del liderazgo británico en el comercio de emisiones, como se ha evidenciado según los mercados de carbono que ha ayudado a impulsar en el extranjero. 

 

Los mercados de carbono son ahora la principal política climática que opera en la UE, California, Canadá, Corea del Sur y China.

 

“El mayor beneficio ambiental de un SCE se deriva de situar el nivel de las emisiones bajo un límite, lo cual produce una reducción definida y legalmente vinculante de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Por el contrario, los impuestos al carbono no ofrecen garantías ambientales, por lo que ponen en riesgo los objetivos climáticos,” dijo Adam Berman, director de políticas de la UE, "eso significa que el Reino Unido estaría en riesgo de no cumplir con su objetivo de ser carbono neutral".

 

 

"Un impuesto al carbono puede parecer atractivo cuando el gobierno busca aumentar los ingresos, pero la realidad ambiental puede decepcionar", dijo Berman. En efecto, si un impuesto al carbono no se diseña con objetivos extrafiscales los impactos buscados en términos de emisiones pueden resultar ser nulos. Los impuestos a las emisiones aseguran una reducción de emisiones y el cumplimiento de objetivos ambientales si se considera en su diseño el direccionamiento adecuado de la recaudación hacia acciones de mitigación y adaptación, así como mediante la inclusión de esquemas flexibles de cumplimiento que permitan compensar las emisiones de los sujetos obligados, entre otras directrices.  

 

"La experiencia muestra que debido a que los impuestos están altamente politizados, ningún gobierno puede brindar certeza a largo plazo sobre los niveles de precios futuros. ¿Realmente queremos arriesgarnos con un impuesto al carbono en el Reino Unido que podría convertirse en un fútbol político, poniendo en peligro el apoyo público actual del precio al carbono?”, cuestiona Berman.

 

Aunque los esfuerzos climáticos nacionales son fundamentales, el impuesto al carbono propuesto podría tener implicaciones más allá del Reino Unido. Berman señaló que "luchar para implementar un impuesto al carbono meses antes de que el Reino Unido albergue la COP 26, enviaría una señal preocupante a la comunidad internacional".

 

“El Reino Unido sigue siendo un defensor vocal de la acción climática, particularmente a través de la cooperación de mercado establecida bajo el Artículo 6 del Acuerdo de París. Al adoptar un impuesto al carbono en lugar de un SCE, al Reino Unido le resultaría más difícil proporcionar vínculos de mercado con socios internacionales ”, agregó Berman.

 

"Esto debilitaría su capacidad para participar en soluciones multilaterales al cambio climático, comprometería su posición como líder mundial en la esfera climática y pondría en riesgo su reputación como un firme defensor de los mercados internacionales de carbono".

 

Adam Berman compareció el día de ayer, ante el Comité de Estrategia Comercial, Energética e Industrial para enfatizar sobre la elección de un SCE en lugar del impuesto.

 

Con información de la IETA y elaboración propia.

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